martes, 19 de octubre de 2010

El sol brilla

"Glósóli" (6'24"), de Sigur Ros
Album: "Takk" (2005)
Particularmente no me apasionan Sigur Ros, demasiadas veces me parecen un artefacto tan sensible y derivativo que echo de menos algo de humor en su propuesta. Hablamos de un grupo islandés que, como casi todo lo que sale de esa isla desde hace unos años (Björk, Múm, ...), ha aprovechado con buen tino los vientos favorables que acompañan a artistas que se manejan en los márgenes del pop convencional, y particularmente a ese boom de lo nórdico que vivimos últimamente.
Hacen un pop vaporoso de voces angelicales y desarrollos largos, pura sensibilidad. En el primer Summercase no se cabía en la carpa donde tocaban y el público levitaba a varios palmos del suelo cada vez que el guitarrista cogía un arco de violonchelo para tocar la guitarra (truquito, ejem, ya utilizado por Led Zeppelin, entre otros), pero a mí no me espantaron la impresión de que tanta sensibilidad esconde una pedantería bastante acentuada.
Peeeero... esta canción me encanta. Vale, la estructura es bastante simplona, un crescendo que sube durante 4 minutos para explotar en distorsión durante los dos últimos; lo que pasa es que a mí, si lo haces tan bien como aquí, empiezas un tema despacito y le vas añadiendo tensión y lo revientas al final, y es que me tienes ganado para tu causa. Facilón, que es uno...


sábado, 9 de octubre de 2010

Como un borracho cantando de madrugada

"Bird On A Wire" (3'25"), de Leonard Cohen
Album: "Songs From A Room" (1969)


"Pájaro en el cable" (4'15"), de Kiko Veneno
Album: "Dice la gente" (2010)



Otro magnífico ejemplo de cómo llevarse una canción de uno de tus maestros, una de tus influencias reconocibles, a un terreno propio conservando la esencia, la columna vertebral original, y dándole la vuelta hasta hacerla tuya. Y de eso el carapájaro sabe un tanto...
El gran Kiko Veneno repite la jugada de aquel maravilloso "Memphis Blues Again", y en esta ocasión visita al insigne Leonard Cohen, le abre la cartera y le roba el esplendoroso y doliente "Bird On A Wire", una oda-defensa de la libertad personal hasta el final extraido de su segundo disco. Traduce la letra LITERALMENTE (asombroso, no se deja ni una coma), pero donde en el original había un folk de alcoba narcótico, él saca el ventilador y le calza una rumbita suave que le viene como anillo al dedo, es increíble cómo cambia la canción (y cómo se te mete en la cabeza). Y lo mejor de todo, cómo dónde en la de Cohen el retrato final era el de un feroz individualismo que arrasa y arrasará con lo que se le ponga por delante, en la de Kiko arroja la fotografía de un pícaro andaluz, quizá en el fondo tan egoista como el otro, pero sin duda mucho más simpático. Cambiar el tono sólo cambiando la música, eso es maestría.
Dos magníficas canciones, dos maestros.